Las pequeñas heridas como cortes, arañazos, hematomas y quemaduras son muy habituales, pero ¿sabemos cómo curarlas?
La Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp) te aconseja, a través de este vídeo, seguir las siguientes pautas para tratar pequeñas lesiones.
- Si la herida sangra, el primer paso es detener la hemorragia presionando una gasa sobre la lesión.
- Una vez que la herida deja de sangrar, debemos limpiarla, con agua y jabón suave, desde el centro hasta los bordes.
- Si la herida tiene cierta profundidad, es recomendable limpiarla con suero fisiológico y siguiendo el mismo procedimiento.
- Una vez que la herida está limpia debemos aplicar un producto antiséptico (agua oxigenada, alcohol, povidona yodada, soluciones de mercurocromo y preparados a base de clorhexidina) para evitar que se infecte.
- Para proteger la herida y evitar que vuelva a abrirse e infectarse, la cubriremos con un apósito. Para magulladuras y roces producidos por caídas (muy habituales en niños), es mejor cubrirlos con apósitos con hidrocoloides, que evitan la infección, reducen los tiempos de cicatrización y permiten el baño.
- En el caso de los hematomas, lo más adecuado es, después de la contusión, mojar la zona afectada con agua fría y aplicar después un gel o pomada que favorezca la circulación de la sangre y la reabsorción del hematoma.
- Ante una quemadura leve es recomendable enfriar la piel bajo el grifo de agua fría durante 15 minutos y, posteriormente, desinfectarla con un antiséptico, preferiblemente en forma de gel, para que refresque la lesión.
Recuerda que es importante disponer en el botiquín casero de material básico para curar heridas leves como gasas, apósitos, antiséptico, esparadrapo y suero fisiológico. No olvides incluirlo también en tu botiquín de viaje.