Son heridas que suelen aparecer en la lengua, encías, labios, paladar y la zona interna de las mejillas

Las llagas bucales, aunque no revisten gravedad, pueden llegar a resultar muy molestas y dolorosas. Son heridas que suelen aparecer en la lengua, encías, labios, paladar y la zona interna de las mejillas, y se caracterizan por ser redondas u ovaladas y tener un color blanco o amarillento, con cierta rojez alrededor.

Entre las causas más habituales por las que pueden aparecer llagas bucales están una deficiencia nutricional, el uso de ortodoncia o dentadura postiza, así como la limpieza dental agresiva o pequeños traumatismos a nivel bucal.

Por lo general, estas llagas desaparecen por sí solas en una o dos semanas, pero existen algunas pautas que pueden ayudar al proceso de curación. Desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), te damos algunos consejos para tratarlas y prevenirlas:

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• Tener una buena salud bucodental es clave para prevenir la aparición de llagas. Para ello, es aconsejable cepillarse los dientes después de cada comida o, como mínimo, 2-3 veces al día. La duración recomendable de cada cepillado es de 2 a 3 minutos.
• Utilizar cepillos suaves, que no dañen las encías y cambiarlos con regularidad también favorece la higiene bucodental, junto al uso de hilo dental y cepillos interdentales, para eliminar posibles restos de comida, y la utilización de un enjuague bucal específico. Estas rutinas también pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación producidos por las llagas.  
• Para prevenir la aparición de llagas es importante llevar una alimentación equilibrada, que ayude a evitar deficiencias nutricionales. Los alimentos ricos en ácido fólico, vitamina B, hierro y zinc son muy adecuados.
• Es aconsejable evitar el consumo de frutos secos o alcohol, así como de alimentos ácidos, como los cítricos, y no tomar comidas con muchos condimentos hasta que las llagas hayan desaparecido por completo.
• Consulta a tu farmacéutico la necesidad de tratar las llagas bucales con medicamentos anestésicos locales, antiinflamatorios tópicos, corticoides tópicos y productos sanitarios para reducir el dolor causado por las mismas y acelerar su proceso de curación.