Autorizados por el Ministerio de Sanidad, tras demostrar, al igual que el resto de medicamentos, su calidad, su seguridad y su eficacia, los medicamentos que no necesitan de una prescripción médica para su dispensación están destinados al tratamiento de esas dolencias leves que todos padecemos en alguna ocasión como dolores dentales, musculares, menstruales, acidez, estreñimiento, molestias estomacales, insomnio ocasional, etc., dolencias susceptibles de autodiagnóstico y que son reconocidas por el ciudadano.
Los medicamentos sin receta, al igual que el resto de medicamentos, se venden exclusivamente en las oficinas de farmacia, donde el consejo del profesional farmacéutico es imprescindible para garantizar al ciudadano el medicamento sin receta más adecuado a la dolencia leve que presenta, informarle sobre cómo, cuándo y durante cuánto tiempo debe tomarlo, remitirle al médico si lo considera necesario.
Los medicamentos sin receta pueden realizar publicidad dirigida al público y al final de sus anuncios en televisión se incluye la Pantalla Azul con la leyenda “Lea las instrucciones de uso y consulte al farmacéutico”.